Vida interior

Últimamente he llegado a concluir que mis roommates andan a mis espaldas invocando erráticos gualichos que finalmente transmutan y casi zombies, reviven. Me di cuenta el otro día, en pleno ataque de pasar bien la aspiradora, tratando de llegar ahí abajo de cuatro escalones que suben a la cocina y va que encuentro una bolsa con algo adentro, que a simple vista de peso parecen unos panes podridos pero al abrir la bolsa de Pandora resultan ser unas cortezas de pinos, que han devenido en  jardín de hongos sonrientes y hermosos, a los que indefectiblemente veo casi con cara de Teletubbies... 
Consideremos que no se trata de un hecho aislado ya que hace algunas semanas, cansada de que usen la pava eléctrica de mi papá para calentarse el agua de cualquier fideo, algo que además de acortar su vida útil sigue aumentando la factura de la luz de tarifas colonialistas que pagamos por seguir viviendo como en la época de ehhh... Madiba ?. 
Así, buscando la gran pava de acero de mi abuela por los emputecidos estantes de la cocina y voy y la encuentro con una papa bien brotada adentro que procedo a embocar inmediatamente en la maceta más cercana para que siga su camino estelar y pienso que a Éstas las amañadas les salen mal y las cosas en vez de podrirse por los rincones, brotan, es que con tanta vida interior esta casa puede con todas.








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