los perros muertos

Mis perros muertos.

Ya innombrables, los nombres sobran, se quedan sus almas sueltas corriendo felices en un prado de narcisos blancos y amarillos, no me abandonan, son fuertes y libres, son eternos, son mágicos. 
Han decidido rodearme de recuerdos, todavía los huelo cuando me vuelvo calandria, han tomado sus rincones de la casa y todas las sombras son suyas, hemos aprendido a escucharlos en las voces de otros perros y a mirarlos en otros ojos, hemos aprendido a llorarlos en silencio para no molestarlos, hemos aprendido que ellos nos enseñaron todo, menos a no extrañarlos.

Comentarios

  1. a mirarlos en otros ojos, tal cual, así estoy desde que se fue mi perrita. ( soy maitena, carla)

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