La insoportable levedad de no ser pingüino.

Eramos un grupo de almas vagando a la deriva, luchando contra eventos imposibles y repeticiones eróticas, las madres quieren poseer a sus hijos, los hijos se pasan la vida necesitando madres que se los cojan y cuando las encuentran deben sentirse amparados por la falsa protección de la idea de fidelidad concebida finalmente por sus madres... joder... no va... no soy pingüino... no puedo emocionar mi cuerpo indefinidamente con el mismo envase, quien te dijo que eso era perfecto y sublime ? nadie en realidad, quien te manda a pedir devoción ? quien sos ? Ahh no, todos ocultan lascivos pensamientos pero no sufren por el hecho en sí, solo les molesta no haber sido los primeros en traicionar. Cancelemos el ego y ocupemos los espacios vacíos. Sin culpa sin borde. Sin celo. Sin pánico. No hace falta ser tan importante. No hace falta ser los únicos, error fatal, pensar en el absolutismo de la divinidad personal y pretender ser objetos de la devoción humana. Y pagaremos el precio de la soberbia cuando los niños ya no sean propios y sean de ellos y dejaremos de enseñarles que tienen que ser fieles y constantes y quizás nos odien por hacerles creer que el futuro dependía de los grandes y que la supervivencia era una materia de adultos, algún día los humanos llegaremos al mundo y nos pondremos de pie enseguida con toda la fuerza de la sabiduría y sin depender de ésta patética gerontocracia del aprendizaje que hemos construido. 


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